Seguro que en alguna ocasión usted, querido lector, se habrá encontrado en portales como YouTube con mensajes del estilo de que una determinada empresa legítima gestora de los derechos ha restringido el visionado de un determinado vídeo en su país.
Estos límites son límites ficticios e ilusos por dos motivos fundamentales: porque en la práctica no tienen ninguna efectividad en cuanto a las restricciones que marcan y -todavía peor- actúan como freno comercial ralentizando el desarrollo de las estrategias de la nueva era de contenidos de pago digitales hacia una comunidad que se comporta de forma global.
La era de la conexión global marca la necesidad imperiosa de intentar acceder a un ciudadano global, un comprador global y un espectador global, indiferentemente de la ubicación del internauta. Olvidar los límites ficticios; fronteras rotas.
Los ‘bits’ no tienen patria ni bandera
Si algo hemos aprendido de la joven historia de Internet es lo difícil que es ponerle puertas al campo, y el escaso sentido que tiene restringir y prohibir cosas que en la práctica es imposible hacer cumplir.
Es mejor rentabilizar que restringir. En ese sentido, los productores de contenido y las entidades de gestión de derechos deben olvidarse del viejo sistema que reinaba en el mercado de productos culturales en soportes físicos (discos, películas, etc.) porque dentro de los nuevos sistemas de venta y distribución digitales no tiene sentido comercial o práctico crear un límite geográfico que se intenta imponer de manera ficticia e ilusoria.
Los ‘bits’ que conforman cualquier contenido digital o creativo carecen de nación, todo lo que es susceptible de ser digitalizado es susceptible de ser distribuido en cualquier lugar del mundo, y cualquier restricción en base al país es un límite iluso y poco efectivo que daña el potencial de negocio.
Cuanto antes entendamos todos los actores implicados en los contenidos digitales que no se pueden imponer naciones virtuales con fronteras y límites ficticios a los contenidos, antes estaremos preparados para el verdadero salto evolutivo que nos espera en la comercialización exitosa de contenidos digitales.
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