El diario 20minutos ha desvelado recientemente que un ciudadano ha denunciado que una foto suya, tomada y difundida sin su permiso, sale en las cajetillas de tabaco que se venden en España. No es la primera vez, ya hay otros casos similares en relación a la polémica forma de decorar las cajetillas de tabaco para (dicen) disuadir a los fumadores.
Follow on LinkedInEste hecho, que se presume dará lugar a una cuantiosa indemnización para el ciudadano, demuestra la nula educación en el respeto a los derechos de imagen, y también a los derechos de autor, que existe en España. Con leer, por encima, los comentarios en cualquier noticia relativa a la piratería de contenidos culturales, nos formamos una idea bastante clara del bajo nivel cultural de quienes roban contenidos creados por otras personas.
El caso concreto de las cajetillas de tabaco es todavía más grave, ya que se trata de un producto de consumo masivo del que se van a vender millones de unidades con la imagen robada.
En teoría, las empresas disponen de departamentos especializados en marketing, packaging y asuntos legales, que deberían asegurarse de que estos hechos no suceden. Pero, una y otra vez, se registran errores en cadena. Errores que, uno detrás de otro, han dado lugar a que esa fotografía, de la que no se tiene ningún consentimiento firmado por parte del protagonista de la imagen, llegue a la imprenta.
Una cadena de errores que incluye desde la persona que tomó la imagen, al parecer cuando el ciudadano estaba ingresado por otra dolencia no relacionada con el tabaco, hasta la persona que dio el visto bueno a introducir la imagen, sin consentimiento, en el diseño.
Así, nos queda claro que en España falta educación en el respeto a los derechos de imagen de otras personas, así como también a los derechos de autor. Ese desprecio a los derechos de otras personas lleva a captar imágenes sin el consentimiento de las personas para luego difundirlas en redes sociales, o en productos comerciales.
Quizá, en algunos casos, se puede alegar desconocimiento de las leyes sobre derechos de imagen, pero creo que en otros casos también existe cierto componente de desprecio, de mala fe. Porque el sentido común, incluso sin conocer las leyes relativas a la fotografía comercial, haría pensar a cualquiera que hace falta una firma para difundir la imagen de ese ciudadano en una cajetilla de tabaco.
En definitiva, lo que falla es la falta de educación. Es necesario crear y difundir herramientas educativas en el respeto a los derechos de imagen y a los derechos de autor.
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