Facebook, Google y muchas otras empresas tecnológicas son totalmente opacas en lo relativo a su funcionamiento interno. Más allá de la ingeniería fiscal de la que suelen hacer gala este tipo de empresas, uno de los temas más espinosos es el relativo a los algoritmos, esas secretas fórmulas matemáticas que inciden de forma directa en el negocio de miles de empresas y medios de comunicación.
Follow on LinkedInDespués de saltar a la luz pública el escándalo de Cambridge Analytica, ha quedado claro que las empresas como Facebook necesitan más transparencia y claridad a la hora de rendir cuentas sobre cómo usan los datos de los ciudadanos. Los datos aportados por los usuarios se compran y se venden al mejor postor, en un gigantesco mercado de datos con consecuencias finales imprevisibles, desde el Brexit hasta la victoria de Donald Trump.
Facebook no es neutral, es una Red completamente manipulada por parte de sus impulsores. Además, esa falsa neutralidad queda patente porque no vemos todas las publicaciones de nuestros amigos ni de las páginas de las que somos fans. Más todavía: Facebook y otras redes sociales promocionan las publicaciones que han pagado por destacar, y en muchos otros casos se condena al ostracismo total a las publicaciones de temas similares que no están promocionadas, todo en virtud de un opaco algoritmo que nunca se ha dado a conocer, ni se ha podido estudiar.
En el caso de Google, el impacto que su algoritmo tiene sobre el posicionamiento (Search Engine Optimization, SEO) de las páginas web es vital, y tampoco se sabe a ciencia cierta cómo funciona ese algoritmo. Lo cierto es que ese algoritmo es la secreta fórmula matemática que influye de forma sangrante en las ventas de muchas empresas, o en el caso de los medios de comunicación, en su tráfico y en su posicionamiento.
De poco sirven los «palos de ciego» que van dando muchos expertos en SEO, que especulan sobre cómo funciona el algoritmo del gigante Google, sin saber a ciencia cierta el funcionamiento real de esa fórmula, ya que nunca se ha expuesto de forma pública. Ante esta situación, una duda: ¿qué encaje legal tiene el hecho del enorme poder atesorado, casi monopolístico, por empresas privadas como Google y Facebook a la hora de influir sobre los resultados de ventas de miles de pequeñas y medianas empresas?.
Desde hace meses, muchos usuarios se han dado cuenta de que, pese a que hay menos actividad humana real y muchas menos interacciones naturales, la propia Red envía más notificaciones, en una especie de intento de estimular o simular mayor actividad, de lograr, quizá, una adicción del usuario hacia las notificaciones artificiales.
Creo que ha llegado el momento de la reflexión. Esa reflexión debe llegar a que estas empresas, si quieren seguir como líderes de las Redes Sociales, tienen la obligación de ser más transparentes hacia sus usuarios, y permitir salir del mercado de la compra y venta de datos, de una forma clara y sencilla. En cuanto a nosotros, los usuarios y los profesionales que trabajamos en necesaria (aunque a veces difícil) convivencia con estos gigantes tecnológicos de funcionamiento opaco ¿seremos capaces de vencer a la dictadura del algoritmo?.
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