Los cortometrajes, esas pequeñas píldoras de gran cine

Este año me han invitado a formar parte del jurado del XX Festival de Torrelavega, Torre en Corto. Esta experiencia me ha dado la oportunidad de valorar, de primera mano, las píldoras de gran cine que hay detrás de muchos cortometrajes.

En algunas de estas obras, pequeñas en duración pero plagadas de descubrimientos fílmicos, trabajan grandes actores y actrices actuales, que aportan su talento para contribuir, de alguna manera, a la sana tradición de dar «la alternativa» a nuevos valores a quienes se intenta ayudar.

En otros cortometrajes, no hay nadie famoso pero hay toneladas de talento tanto detrás como delante de las cámaras. Se tratan historias humanas tan universales como el amor, la soledad, la fraternidad, el sexo, el sentimiento de abandono, e incluso temas de candente actualidad como el drama de la inmigración.

Muchos cortometrajes están tan concentrados en unos pocos minutos, que si se desarrollan podrían dar origen a magníficos largometrajes. No solo se trata de concebir el corto como un «laboratorio de ensayos» para luego dar el salto al largometraje, sino también se puede pensar que el cortometraje es una obra en sí misma que, como una píldora, puede contener ingentes cantidades de talento y arte.