El Periodismo vive, cada vez por distintas causas, en crisis permanente desde hace décadas. Pero, hasta la aparición de Internet como la nueva gran revolución desde la imprenta de Gutenberg, ninguna de las múltiples crisis había afectado al pilar básico de la verdad en los titulares. Sin embargo, con la llegada del falso Dios del Search Engine Optimization (SEO) todo cambió, y miles de expertos en todo el mundo empezaron a recomendar que el tristemente famoso «clickbait» (cuya traducción al español más aproximada podría ser «Ciberanzuelo» según FUNDEU) se hiciera un hueco en las redacciones de los medios de comunicación. En realidad, el primer clavo en el ataúd digital del Periodismo se clavó en las propias redacciones cuando contrataron a gurús del SEO, pero esa es otra historia que necesita un desarrollo más profundo.
Follow on LinkedInEl titular periodístico se entiende como la condensación veraz y el resumen certero de la noticia a la que hace referencia. Escribir titulares que condensen el contenido de un artículo, aportando la mayor cantidad de información veraz posible en el menor número de palabras, es un pilar básico del Periodismo de calidad.
¿Qué es el «clickbait»?
El «clickbait» o «ciberanzuelo» se podría definir como un titular sensacionalista, amarillista, incompleto y en muchas ocasiones falso y no relacionado con el contenido del artículo. Esos titulares falaces tienen el único objetivo de conseguir el clic del lector, sin importar las artimañas que se utilizan para lograr la ansiada visita al artículo, en pos de una “viralidad” que ciertamente se está cargando al Periodismo como un mortal virus. Resulta muy triste ver que no solo los medios nativos digitales se han apuntado rápidamente a la peligrosa moda del «ciberanzuelo», sino que también respetadas cabeceras de medios de comunicación como El País o El Mundo usan este truco con excesiva frecuencia.
Entre los factores que se encuentran habitualmente en los titulares «clickbait» están el uso de interrogantes (como en este artículo), las listas numeradas, las especulaciones, la generación de curiosidad y la negatividad (Jeffrey Kuiken, Anne Schuth, Martijn Spitters & Maarten Marx (2017).
Otro estudio sobre el «clickbait» en la página de Facebook del prestigioso diario El País desvela que existe alguna forma de «clickbait» ‘en más de la mitad de la muestra –lo que además infringe la normativa del diario–, fundamentalmente del tipo «omisivo»’, y también hay resultados similares para otro periódico serio como El Mundo (García Serrano, J., Romero-Rodríguez, L. M., & Hernando Gómez, Ángel (2019). Si la presencia de titulares engañosos es preocupante en los medios de comunicación más serios, caso diferente es el de medios de menor calidad como Huffington Post, que podría ser considerado “medio nativo del clickbait”, donde se mueven como pez en el agua aún a costa de dejar el prestigio de la cabecera por los suelos.
Desde mi punto de vista, el principal problema que tenemos con los lectores digitales es que la mayoría de ellos son lectores esporádicos – lo que a veces he visto definido como “paracaidistas” – y no son lectores fieles de una determinada publicación a la que siguen con frecuencia, sino que van leyendo informaciones “blandas” o sensacionalistas, según su interés espontáneo de cada momento o su necesidad de morbo. En este sentido, la estrategia de los medios de comunicación serios que hacen uso en mayor o menor medida del «clickbait» podría tener cierto sentido para captar a estos lectores infieles, pero sin duda causa un profundo malestar en el lector fiel de la cabecera.
Entre los problemas evidentes generados por el «clickbait» o «ciberanzuelo» está el desprecio al pilar básico del periodismo: la Verdad, pero hay más. Si los periodistas en las redacciones, especialmente los periodistas más jóvenes, son obligados a escribir titulares engañosos, se da un problema adicional de resultados inesperados: pueden acabar asumiendo esa práctica como habitual, y normalizarla por interiorización.
Como posibles soluciones, las empresas periodísticas deberían educar para la erradicación de los titulares engañosos en todas sus formas, ya que unos pocos clics y quizás algunas monedas en compensación, no justifica la pérdida de credibilidad de la cabecera a medio o largo plazo.
En resumen: ¿qué pasó en la lucha de los periodistas contra el «clickbait» que se avanzaba en el titular? Pues de momento, por desgracia, y remitiéndome de nuevo al titular de este artículo, no nos vamos a creer lo que pasó porque parece que todos los indicios muestran que va ganando el «clickbait», y los periodistas que luchamos por la verdad vivimos una derrota. Sin embargo, no pierdo la esperanza de que, en un futuro cercano, los profesionales de la información demos la espalda al falso Dios del SEO y volvamos a practicar el viejo y clásico Periodismo de toda la vida, el que respeta los hechos porque, al fin y al cabo, es la verdad lo que está en juego.
Referencias:
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