Vangelis (1943-2022)

Escribo estas líneas con el dolor de saber que Vangelis ha muerto.

El músico griego, de 79 años de edad, sin él saberlo ha puesto música a más de la mitad de mi vida.

Hoy los medios se centran en sus bandas sonoras más famosas, las de las películas ‘Carros de fuego’ y ‘Blade Runner’, obras épicas, magníficas y meritorias, pero Vangelis era mucho más que sus famosas composiciones para películas: era un músico de primera línea, experimental cuando quería y ‘mainstream’ cuando le apetecía, o cuando le contrataban.

Para ilustrar este pequeño artículo he seleccionado la portada del disco «Soil festivities», uno de los menos conocidos de Vangelis, porque es un disco que me evoca su estilo de forma muy particular.

Esa capacidad, la de combinar el ‘mainstream’ con la experimentación de vanguardia, no la tienen todos los músicos.

De hecho, Vangelis siempre fue considerado en la intelectualidad musical como muy superior a otros grandes músicos de su época, sin que esa consideración hiciera de menos la calidad de los otros músicos. Simplemente, Vangelis siempre estaba en otra división. No es, ni mucho menos, que los demás músicos coetáneos fueran peores: es que Vangelis siempre era mejor.

La música de Vangelis oscilaba entre la grandilocuencia y la intimidad, con piezas épicas e intimistas. De estas últimas destacaría «Memories of Green», una de las canciones más tristes y profundas de la historia.

El disco «Soil festivities», que he destacado en la imagen principal de este artículo, es uno de los menos conocidos de Vangelis pero tiene su sello particular, su pátina que trascenderá la historia y dejará una huella indeleble en la historia de la música mundial.

Debo reconocer que algunas de las propuestas más experimentales de Vangelis se me atragantaron, por ejemplo el disco «Beaubourg», que compré con la misma ilusión que todos, y tengo un montón de discos de Vangelis, pero fui incapaz de entender.

El balance final de la carrera musical de Vangelis es inconmensurable, difícil de cuantificar porque ha puesto la banda sonora de las vidas de millones de personas, incluso de muchas personas que no prestan atención a las músicas de las películas pero, a quienes apreciamos la música y además incluso la practicamos, la maestría de Vangelis es difícil de superar. Nos quedamos un poquito huérfanos.

Adiós, maestro.