La gramática de las máquinas: el falso Dios del SEO
¿Debemos escribir para las máquinas o para las personas? Las siglas SEO («Search Engine Optimization») se han hecho dueñas y señoras de buena parte de la Red.
Follow on LinkedInAsí, Internet acoge toneladas de contenidos, auténticas enciclopedias, que se centran en detalles técnicos a la hora de escribir para satisfacer al exigente Dios del SEO. Pero eso no significa escribir «mejor», sencillamente significa escribir para las máquinas, los robots de búsqueda conocidos como «bots», no para las personas.
La inmensa mayoría de blogs y páginas tienen instalados complementos («plugins») para ayudar en las tareas de SEO, y uno de los más famosos es Yoast SEO. Un detalle curioso de este ‘plugin’ es que se permite el lujo de valorar la «Legibilidad» de un texto. Y lo hace mediante un semáforo.
Es cierto que esa molesta valoración de la legibilidad se puede desactivar, pero no deja de ser curioso que venga activada por defecto, como si una máquina tuviera conocimientos de la gramática destinada a las personas en lugar de a los «bots». Obviamente, esa automatizada valoración de la legibilidad carece de ningún valor gramatical, periodístico o literario.
Entiendo que no puedo equiparar muchos blogs con contenidos periodísticos o literarios de calidad, pero considero que sacrificar la elaboración de buenos textos en un altar para contentar a las máquinas del SEO, supone renunciar a la bella composición de las palabras y a los textos de calidad, sin tener ni siquiera la certeza de que, efectivamente, vender la calidad a cambio del SEO vaya a traer mejores resultados.
Leer en la pantalla puede resultar incómodo, pero no tanto como para aceptar que tenemos que escribir con burda simpleza y sin calidad. Las páginas con contenido interesante y bien redactado terminan indexando sin problemas, incluso con el semáforo «en rojo».
Un ejemplo: si el escritor Luis Martín Santos, autor de «Tiempo de silencio» hubiese publicado hoy su obra en la Red, con su famosa página: «Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río […] que no tienen catedral» descubriría que su obra no es del agrado de los dioses del SEO.
Yoast le hubiese dado a Luis Martín Santos un semáforo rojo, rojísimo. Vamos, como si el libro fuera ilegible. Un texto con demasiadas comas y demasiado largo.
Las frases largas, el nuevo Satanás
Al SEO no le gustan las frases largas, como la famosa de Martín Santos, con muchas comas aunque estén bien puestas, ni los párrafos largos. Parece que escribir más de 20 palabras en una frase es el nuevo Satanás. Al SEO le gustan más los textos esquemáticos, sin profundidad, plagados de una a veces maniquea fragmentación.
Y, por desgracia, creo que cada vez más personas también prefieren los argumentos fragmentados y ya digeridos, como si fueran una papilla para bebés. Quizá se ha llegado a esta situación por vagancia a la hora de leer, entender y valorar párrafos elaborados de forma más compleja. Pero creo que no todo está perdido, hay mucha gente que sigue leyendo textos más elaborados.
Más todavía, me resulta especialmente curioso que muchos presuntos expertos en SEO, en demasiados casos personas que no saben escribir sin dar patadas al diccionario en cada frase, hablen de «escribir bien» para Google.
«Escribir bien» tiene un significado diferente para una máquina que para una persona. Para una máquina es algo esquemático, directo y simple, fácil de indexar.
Por fortuna, todavía quedan muchas personas que prefieren los artículos bien argumentados, las frases bien construidas aunque sean más largas, y los párrafos más largos porque tratan sobre el mismo tema con profundidad y buen criterio humano. Ese criterio que nunca podrán tener, espero, las máquinas.
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