«El País» patina con el artículo «Nachter, el ‘tiktoker’ con más seguidores de España a base de robar ideas»
«El País», en mi opinión y en la de muchos periodistas de mi generación, es el periódico de referencia en español, y en muchos casos ha sido el ejemplo del buen ejercicio periodístico desde hace décadas.
Pese a la gloriosa historia del periódico, el pasado día 9 de mayo se publicó el artículo de Jimina Sabadú titulado «Nachter, el ‘tiktoker’ con más seguidores de España a base de robar ideas» en el que, en pocos párrafos, toda la tradición del buen periodismo de «El País» ha quedado un poco empañada. Un patinazo épico de los filtros de calidad del periódico, porque un texto que no respeta las normas periodísticas no debería tener cabida en una publicación tan excelente. No sé cómo pudo llegar a publicarse.
Follow on LinkedInNo tengo TikTok, hasta el día de hoy no sabía quién era el tal Nachter y el fenómeno de los «influencers» me resulta ajeno, extraño e incluso plagado de desconfianza e incertidumbre. Por lo tanto, a priori siento cierta distancia hacia el fenómeno de lo que se ha llamado «creadores de contenido» y además tengo claro que el plagio no es tolerable y es incompatible con la actividad creadora. Pero también añoro el buen periodismo, basado en hechos y datos contrastados.
Sin entrar a valorar si el «influencer» sobre el que trata el artículo es un plagiador o no, como no se aporta ninguna prueba en el escrito firmado por Sabadú, lo que queda claro es que no se responde a ninguna de las preguntas clásicas del viejo periodismo de siempre…ese oficio de honestos labradores de historias y pulcros orfebres de la palabra. Un oficio que, al parecer, ha dejado de estar de moda, dando paso al espectáculo, el «infotainment», el histrionismo y la desinformación.
Ya desde el titular, Jimina Sabadú atribuye al «influencer» el delito o falta de «robar», sin comillas y sin ningún paño caliente, sin matices y sin la presunción de inocencia. La adición de «presunto» y «presuntamente» es una práctica periodística obligatoria que, en este caso, no se ha cumplido ya que se acusa de «robar» sin la menor duda.
En el subtítulo justo debajo del titular se descalifica al ‘tiktoker’ con la palabra «personaje» y se vuelve a volcar la afirmación de que «plagia», de nuevo sin la presunción de inocencia y sin aportar en ningún caso la descripción de algún caso de presunto plagio.
El lector, por lo tanto, debe creer a ciegas la versión de la periodista de «El País», que difunde las afimaciones de culpabilidad sin contexto ni explicaciones razonadas de los casos de presunto plagio.
¿Se trata entonces de un mero artículo de opinión o una nota periodística? En ambos casos se deben respetar los principios básicos del ejercicio periodístico, porque incluso para opinar es conveniente fundamentar las afirmaciones.
Las viejas preguntas del periodismo, las cinco W del periodismo “qué, quién, dónde, cuándo y por qué”, son todavía la clave básica para ejercer la profesión con honestidad: si no explicamos el presunto delito cometido, el texto queda solo como una burda acusación particular que no tiene calidad para publicarse en un periódico tan prestigioso como «El País».
Larga y próspera vida, «El País». Los periodistas te seguimos admirando, pese a todo.
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