Reflexiones sobre libertad de prensa, LALIGA y CLOUDFLARE

Desde hace casi dos meses el Artículo 20 de la Constitución se está vulnerando en España.

En el Artículo 20 de la Constitución Española se reconocen y protegen los derechos:

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a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

c) A la libertad de cátedra.

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Sin embargo, desde hace casi dos meses el Artículo 20 de la Constitución se está vulnerando en España. Miles de páginas web legítimas, entre las que también se ha visto afectada CANTABRIA DIARIO perdiendo miles de lectores, se “rompen”cuando hay partidos de LALIGA.

Las páginas legítimas y legales, sin vinculación con la piratería o el fútbol, quedan inaccesibles para millones de españoles a raíz de una cuestionada orden judicial que permite a LALIGA enviar a las empresas telefónicas un listado de direcciones IP de la multinacional de ciberseguridad CLOUDFLARE. Según el criterio de la empresa dirigida por Javier Tebas, CLOUDFLARE es un «escudo» digital que acoge páginas pirata, además de muchos otros delitos que Tebas atribuye a la tecnológica estadounidense.

Mi reflexión comienza por decir que nunca me ha gustado el deporte en general, y todavía menos el fútbol en particular. Como periodista me ha tocado cubrir eventos deportivos en ocasiones, pero solo he podido hacer ese tipo de noticias aplicando el conocimiento del oficio y la experiencia. Alejado de la pasión deportiva, que nunca he sentido, me he limitado en ocasiones a narrar los eventos deportivos.

“Fake news”, regulación y filtrado

La libertad de prensa y la censura en internet son dos conceptos que, por desgracia en algunos países con represión, están intrínsecamente relacionados, ya que ambos tienen que ver con la manera en que se difunde la información y cómo esta información es controlada o permitida.

En una Democracia como España, sin embargo, la palabra “censura” no debería formar parte del debate. Aunque hay dudas. Y una futura regulación europea o española sobre las plataformas de “fake news” abre otro melón argumentativo que se escapa de esta reflexión sobre los recientes bloqueos.

El ejercicio profesional del periodismo siempre ha tenido filtros y límites, cristalizados en una vertiente de responsabilidad y profesionalidad a la hora de ponderar distintos derechos que, en muchas ocasiones, se enfrenta a la creencia popular de que, por ejemplo, “¿Por qué no ponéis la foto de los violadores y solo dais sus siglas?” u otras expresiones que confrontan de forma directa con el concepto básico del derecho a la presunción de inocencia hasta existir una sentencia.

En el caso de los bloqueos ordenados por LALIGA, en su legítimo ánimo de proteger sus derechos sobre el fútbol frente a las emisiones pirata – algo que me parece fantástico porque creo en la defensa de la Propiedad Intelectual como socio activo que soy de la SGAE y CEDRO, entre otras – no podemos olvidar que mediante la aplicación de un cañón gigante para matar a unas moscas, se están viendo afectados miles de servicios inocentes, públicos y privados, y generando unas pérdidas económicas y morales cuyas responsabilidades habrá que cuantificar y dirimir en su momento. Pisan unos derechos para proteger otros.

El servidor no estaba roto

En este caso, cuando los días 2 y 9 de febrero vimos cómo nuestro periódico CANTABRIA DIARIO estuvo caído durante buena parte de las dos jornadas, nadie podía pensar que se trataba de un bloqueo intencionado. ¿Habíamos publicado algo ilegal o inapropiado? Me costaba pensar así, ya que las noticias de ambos días eran las habituales para una región pequeña como Cantabria.

Sobra decir que nuestro periódico no tiene nada que ver con la piratería, ni casi con el fútbol porque se pueden contar con los dedos nuestras noticias sobre fútbol. Las últimas noticias que recuerdo haber investigado y publicado sobre fútbol tienen bastantes años de antigüedad, y todo porque la irrupción del peculiar “millonario” Alí Syed en el Racing de Santander generó una catarata de noticias que superaba el ámbito deportivo para pasar al interés de periodistas generalistas como este humilde servidor.

Lo más lógico fue indagar en el servidor, que podría estar sufriendo algún problema técnico. Pero no era así, el servidor estaba perfectamente, como así nos confirmó nuestra empresa de alojamiento web. La respuesta a qué estaba pasando para que nuestro periódico legítimo e inocente estuviera roto, tanto para los lectores como para no poder publicar noticias, llegó pronto al saberse que era una caída generalizada en servicios vinculados a CLOUDFLARE.

Pero no fuimos los únicos. Después de vernos en la obligación de cancelar los servicios vinculados a CLOUDFLARE para poder seguir publicando noticias e información, pudimos ver que estos cortes afectaban a muchos otros medios de comunicación, servicios públicos, bancos e incluso la Real Academia Española www.rae.es con la carga de profundidad irónica que aporta que el fútbol pise a la Cultura. Se trata de una situación intolerable que se repite cada vez que hay fútbol, especialmente los fines de semana.

Me resulta difícil pensar en un país paralizado por el fútbol, en el que no se puede hacer nada más, tanto si te interesa el fútbol como si no tienes nada que ver.

La libertad de prensa incluye el derecho de los medios de comunicación a operar de forma independiente sin interferencias gubernamentales ni mucho menos de empresas privadas, mientras que la censura implica la supresión o eliminación de contenido considerado inapropiado o sensible por parte de las autoridades. LALIGA no es una autoridad ni una institución pública, lo que deja todavía más en el aire la presunta legitimidad de las interferencias.

En el contexto de internet, la censura puede adoptar varias formas, como bloquear sitios web, filtrar contenido, o regular plataformas online para controlar lo que se difunde. Esto puede afectar negativamente a la libertad de prensa ya que limita qué puede publicarse y distribuirse en línea, y más en un contexto tecnológico en el que las direcciones de Internet Protocol (IPv4) son finitas y se agotaron hace ya tiempo. Por lo tanto, es normal que detrás de un mismo número de IP gestionado por CLOUFLARE, AZURE, AWS o cualquier otra empresa, haya cientos o miles de páginas web, entre las que habrá «malos» pero también «buenos», lo que complica el panorama.

La tecnología ha avanzado mucho y ha permitido a las empresas y a los gobiernos supervisar y controlar el tráfico de internet. Herramientas como firewall, inspección de paquetes profundos y filtros de contenido permiten a las autoridades ejercer un control más fino sobre lo que se comparte en línea. Pero esa misma evolución también ha traído la consecuencia de que, con la preservación de la privacidad, empresas como CLOUFLARE tapan con su IP un amplio abanico de nombres de dominio y servidores que están englobados en una misma IP, lo que dificulta la acción de bloquear las páginas ilegítimas.

Sin embargo, esto suscita debate sobre hasta qué punto es necesario ejercer la censura versus violar libertades individuales. Muchos argumentan que la regulación es necesaria para proteger la seguridad nacional, el orden público, proteger a los niños de contenido dañino y, como en el caso que nos ocupa, los derechos patrimoniales de Propiedad Intelectual gestionados por un tercero.

Pero la defensa de los mencionados derechos de Propiedad Intelectual de un tercero están provocando en España una censura excesiva que sofoca la libre expresión y fomenta un ambiente de miedo e incertidumbre sobre futuras y severas consecuencias para la libertad de Prensa y la libertad de expresión.

En un mundo cada vez más conectado, este asunto se vuelve aún más complejo debido a que internet actúa como una plataforma global que transciende fronteras nacionales, y las noticias de Cantabria se pueden leer desde Argentina o desde México, y de hecho recibimos cientos de visitas mensuales de muchos países latinos con los que Cantabria tiene vínculos históricos.

Lo que resulta de todo punto intolerable es la situación que, a fecha de hoy 19 de marzo, se mantiene desde hace dos meses en España: un bloqueo indiscriminado y masivo de miles de páginas legítimas e inocentes en aras de defender los derechos de una empresa dispuesta a pisotear los derechos de los demás.

Ojalá prosperen las distintas acciones jurídicas que se han puesto en marcha para anular ese «permiso» especial de LALIGA para «romper» Internet a su antojo porque, con esta escandalosa medida que atenta contra Derechos y Libertades fundamentales, se ha creado un peligroso precedente que podría llevar a nuestro país a tiempos mucho más oscuros que nunca deberían volver.

David Laguillo

David Laguillo

David Laguillo (Torrelavega, 1975) es un periodista, escritor y fotógrafo español. Desde hace años ha publicado en medios de comunicación de ámbito nacional y local, tanto en publicaciones generalistas como especializadas. Como fotógrafo también ha ilustrado libros y artículos periodísticos. Más información en https://www.davidlaguillo.com/biografia