«Roba» esta foto
El título tan contundente de este artículo no es del todo original: es una variación de «Roba este libro», toda una guía antisistema escrita en 1970 por Abbie Hoffman.
Follow on LinkedInArrancar con un título tan rotundo me servirá para trazar, con gruesas líneas, un oscuro panorama en el que robar imágenes ya no debería ser una opción.
El valor de las ideas VS falsa bondad de las palabras
Vamos a dar la vuelta al concepto de Hoffman y utilizarlo justamente al revés, para intentar concienciar en la lucha contra la piratería y los usos ilegítimos de imágenes.
Existen muchos perfiles de usuarios de la red, pero aunque por fortuna cada vez hay más personas concienciadas con el respeto a las creaciones y las ideas (en este caso hablo de creaciones fotográficas, pero puede aplicarse a música, cine, etc.) sigue habiendo millones de internautas carentes de respeto hacia las ideas ajenas.
En este sentido, creo que la selección de las palabras es esencial. Considero necesario matizar que «compartir» y «aportar» no son palabras necesariamente buenas según el contexto de lo que se difunde.
Porque debemos desterrar la bondad mal entendida del idioma, tan extendida en la red, y aclarar que «compartir» es una hermosa palabra, al igual que «aportar», pero ambas son hermosas cuando lo que se comparte o lo que se aporta se realiza de forma consentida porque existe un permiso, o porque es una creación personal.
Por el contrario, cuando lo que se «comparte» o lo que se «aporta» es creación de otra persona que no ha dado permiso para la difusión de su obra fotográfica, entonces hablamos de otra cosa. El sentido de las palabras cambia y deja de tener connotaciones puramente positivas. Comparte tus obras, si quieres, y compártelas como quieras, gratis o cobrando. Pero no difundas obras fotográficas de otras personas sin su permiso.
Algunas empresas -sí, he escrito empresas porque las páginas de enlaces o foros de descargas en su mayoría son empresas, no tienen forma jurídica de ONG ni tampoco fines altruistas- han conseguido atribuirse la sensación de bondad alrededor de las hermosas palabras que se refieren al bello acto de compartir. Manipulando el lenguaje han conseguido crearse una careta de bondad.
Sin duda, su éxito ha sido notable en este aspecto y, rodeando su actividad empresarial y lucrativa de un halo de «buen rollo», han conseguido triunfar sobre cualquier defensa razonada de los derechos de autor.
Para el usuario profesional de fotografías, mejor sin riesgo
El usuario profesional de fotografías ni siquiera debería plantearse, a estas alturas, el riesgo de utilizar imágenes sacadas de cualquier buscador de internet o de cualquier foro de descargas más o menos ilícitas. Da igual si usted quiere ilustrar un pequeño anuncio de una panadería en un periódico local: usar imágenes de origen irregular es un riesgo que no merece la pena.
Hoy en día, gracias a la popularización de las cámaras de fotografía digital, existen opciones legales de obtener imágenes, a través de bancos de imágenes, por muy poco dinero. Sin riesgo, sin sorpresas.
Es necesario que el usuario de la red tome conciencia del valor moral y mercantil de las ideas. Si el internauta valora sus propias ideas y quiere que sean respetadas, es lógico pedir que valore también las ideas de los demás. Una norma básica de convivencia.
No «robes» esta foto.
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