Nosotros, los androides
-Foto: PhotoXpress
Follow on LinkedInMiles de personas caminan (caminamos) embobados bajo el embrujo de la luz de la pantalla de los teléfonos móviles. No sin peligro de chocar con farolas, otros viandantes o mobiliario urbano, las personas están (estamos) otorgando una importancia cada vez más creciente a nuestros pequeños dispositivos (a veces no tan pequeños) frente al disfrute de aquello que ha dado en llamarse la «vida real». La luz del sol, el mar, una sonrisa…nuestros dispositivos han conquistado nuestra mente y nos están convirtiendo en androides, en una extensión más de la pantalla y el teclado.
Nosotros, los androides, vivimos nuestra vida a través de las pantallas y fuertemente influenciados por las pantallas de otros. Vamos de viaje y el objetivo del viaje es más fotografiarlo con el móvil que disfrutar del lugar al que vamos. Celebramos un cumpleaños y lo más emotivo es que todos los invitados graben cada uno la escena con su teléfono. Nos ha embrujado la luz de una pantalla sin alma.
Visitamos el interior del alma de nuestra pareja, pero al tiempo estamos chateando con el móvil. Hay cosas que no se pueden hacer a la vez. O quizá si, por eso de que los androides tienen capacidad de hacer varias cosas a la vez, pero no son capaces de sentir como los humanos. Al menos, no todavía.