Wildflowers (Melissa Painter, 1999)
Hoy, víspera de Navidad, voy a reseñar una película que no tiene nada que ver con las navidades, y tampoco tiene una gran puntuación en la IMDB, ni grandes alabanzas de los críticos cinematográficos.
Pero sí se trata de una película que posee algunos valores muy interesantes y, ante todo, es certera en la descripción de la época posterior al movimiento contracultural de los hippies norteamericanos.
Contexto: el movimiento contracultural de los hippies
Para entender la película es útil saber unas pequeñas notas básicas sobre los hippies. El movimiento hippy nació en los años 60 en los Estados Unidos, y aunque algunos posos de su contracultura han llegado hasta nuestros días, la mayoría de sus preconizados valores se fueron diluyendo rápidamente o aislándose en comunas alejadas de la civilización moderna.
El amor libre, las drogas y el estilo de vida bohemio son algunos de los conceptos fundamentales que se difundieron en aquella época, y la película Wildflowers nos muestra la decadencia posterior del movimiento hippy en los tiempos de finales de los años 90. Personajes inadaptados que pretenden vivir como si todavía estuvieran en los años 60 es lo que vamos a encontrar en Wildflowers.
Wildflowers (Melissa Painter, 1999) es una obra fílmica menor, cine independiente de bajo presupuesto, pero tiene una dirección de fotografía muy bella tanto a la hora de captar los elementos de la naturaleza como a la hora de filmar a los actores.
Además, la música y toda la banda sonora encaja a la perfección en el tema de fondo que trata la película, y esa conjunción entre gran fotografía y una excelente banda sonora, convierte a Wildflowers en una película a tener en cuenta, aunque no sea una obra maestra.
La sinopsis es sencilla: Cally (Clea DuVall) es una joven de 17 años que vive en un barco con su padre y cuya vida cambiará por completo el día en que conoce a Sabine (Daryl Hannah), una misteriosa y exótica mujer.
Para no desvelar detalles de la trama y del argumento, aunque es fácil de adivinar, solo describiré que el desarrollo de los personajes femeninos en esta película está mucho más trabajado que el de los personajes masculinos.
Tanto Daryl Hannah como Clea DuVall están correctas en sus papeles, aunque el tono general de película pequeña y pobre, termina por lastrar todos los esfuerzos de los actores, de la fotografía y de la música, para quedar para la historia como un filme que apenas roza el aprobado.
En cuanto a los personajes masculinos, aunque son bastante planos, sorprende ver a Eric Roberts alejado de las películas malas de acción directas para videoclub en las que se había especializado, para adentrarse con buen oficio en el papel de un hippy trasnochado convertido en un vulgar traficante.
Tomás Arana, como padre de Cally, tiene un papel de soporte menos agradecido por el pobre desarrollo en el guión, aunque de vital importancia a la hora de llegar al final de la película.
La dirección de Melissa Painter es, probablemente junto al guión, uno de los fallos más acuciantes de la película, porque se notan discrepancias de ritmo y de montaje a la hora de enlazar las diferentes escenas, lo que termina por afectar al acabado final de la película.
Pero, en resumen, se puede disfrutar de la película para ver la decadencia de un fenómeno contracultural tan influyente como fue el movimiento hippy, y para recrearnos en la bella fotografía y en la fascinante música.
La película es muy difícil de encontrar en plataformas legales de streaming, pero sí se puede comprar en DVD a través de numerosas tiendas en línea.
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